lunes, 29 de noviembre de 2010

Tengo las palabras en la punta de los dedos

Entraron corriendo por debajo de la puerta, atravesaron sin que nadie las viera sala y comedor, no se preocuparon por la cocina y ni el estudio, subieron golpeteando cada uno de los peldaños de la escalera. Se detuvieron barriéndose por el gran pasillo que termina frente a mi habitación, respiraron profundamente, estuvieron taciturnas un leve momento y por fin se atrevieron a llamar, desde dentro no pude escuchar el llamado, pues la música a todo volumen me lo impidió. Entonces, desesperadas y enojadas por mi comportamiento, entraron violentamente a la habitación, y al tercer paso veloz saltaron a mis dedos que comenzaron a teclear en el computador.

Cosas que debes saber

Para ti
Son ciertas muchas cosas mínimas y obscenas las que has visto de mi en cada sonrisa, en cada parpadeo, con cada disgusto. Hoy he querido decirte las que no has visto, por si lo olvidas, por si me olvidas o para que lo hagas.
Pero antes de que eso pase; cualquiera de las tres, enterraré las culpas y lo hermoso de ésto para que no existan parámetros, para eliminar nuestros límites. Obviaré el día que te conocí, sólo el número, porque la emoción todavía la tengo acá.
Ignoras que susurrare tus parábolas, caminaré las líneas de tu cuerpo toda mi vida, de facto o de memoria (ninguna es tan buena ni tan mala). Y cuando hayan pasado 7 días o 26 amores seguirás en el mismo honor, por siempre.
Y cuando la cosquillita de otra mano llegue a tu piel, recordarás a la pionera y en ese instante seguramente, como paralelamente, tendré calor en mis dedos. Así como en cada angustia o en cada afecto somos especularmente perfectos.
Decime lo que quieras, sé qué sientes y por qué lo haces, permíteme decirte que es reciproco querida, pese a mis palabras de mirada, de presencia. Porque prefiero decirte todo con las manos, dos helados en la nieve o historias del norte.
Así son las cosas linda. Perfectamente distintos por necesidades y por pasaporte.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Cuando no se ni de que hablo

Yo no creía en ti.
Tampoco confiaba en mi juicio,
tan fino, tan vago
y a punto de quebrarse en cualquier momento
Lenguajes de cortina
rasgaduras de cristal
tan rumiantes, tan inocentes
al fin y al cabo
saltando de extraños a cotidianos
No me lastiman
tal vez solo me vigilan
como si yo guardara algo
que mi ser desconoce
pero que todo el viento lo susurra
Tranquila intangibilidad
me vela cuando entrecierro los ojos
y destellos con sombras me hacen dudar
No entiendo lo que no hay en verdad.
Morados y azules entintan las nubes
Naranjas violentos retumban detrás
cíclico bajo el marco.
Silencios que interrumpes,
ironías que predices
pasos que me hacen parpadear
Yo no creía en ti
tampoco confíaba en mi juicio
tan frió, tan ralo.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Me siento sano y contento, me he enamorado tres veces en el último mes, el cabello ya no se me cae como antes, los días me saben a miel, y todas las noches la luna y yo nos contemplamos sin palabra alguna. Ciertamente me veo más joven y no hay dolor en mi rodilla, tengo gripes pasajeras y desvelos amados, todo lo que cualquiera en sana salud tendría; claramente me encuentro mejor que antes, todo me es tranquilo y hermoso ¿será que ya me estoy muriendo?