miércoles, 10 de junio de 2009

Ocasión

Se puede ver cómo la luna cambia de dirección, su forma parecería que también muta, pero es el sol que juega con las luces y nos muestra un cuarto de luna donde no podemos acostarnos; hay veces que se observa cuando ésta mengua porque no tiene quién la acompañe de día –esas ocasiones, donde su melancolía es tanta, se nos presenta a la media mañana, buscando con a alguien que la quiera acompañar-; pero a la luna no se le busca cuando aquel otro, el que le brinda brillo, aparece. 
     Sólo la encontramos en las noches de despejado cielo, cuando los nocturnos y los necesitados de consuelo requieren el desahogo de alguien, que como ellos, se halle náufrago, y nadie viene a rescatarlos. 
        Está sola, aunque haya pequeños seres indefensos que la admiren cada noche, de esos que se alegran con el primer destello que les arrojen, los que saltando solamente conseguirán arañar las nubes pero nunca lograrán llegar a ella, de esos que cantan una nueva canción cada noche y es escuchada por nadie ya que no se atreven a decirla, de aquellos que para sentirse más cerca buscan lagos o pequeños charcos para tenerla a su lado, que cuando se aleja, o la nube la oculta, buscan bajo el agua y sobre las piedras, entre las hojas y por su conciencia para saber qué ha sido de ella. 
        Se encuentra menguando, necesitando, cautiva de su nada, de la espera eterna y sin sentido, de quién, de alguien, -qué se yo quién sea pero es alguien- únicamente espera a que llegue, a que no sea un ser que únicamente la busque de noche, que la necesite de día, al medio día con eclipses y sin lunares, que le hable aunque no la vea, que no le escriba, que la sienta, que no necesite aire, ella busca quien la vuelva creciente, la llene. 
        Ella busca estar con quién o con alguien o con él, pero busca y solamente está esperando a que llegue.

sábado, 6 de junio de 2009

Pausa

Los latidos intermitentes
de un corazon que no encuentra a su inquilina,
ha de estar escondida
cansada de remendar tantas grietas que dejaron en su hogar.

Como adoraba avivarlo con solo una sonrisa
con un beso, un abrazo, dos palabras,
pero la maldita tormenta llegaba
con sus gotas de recuerdos
que se colaban por sus paredes
e inundaban de nostalgia.

Este corazon solo quiere
ser digno de acogerla
digno de lo que ella paga
para que a su regreso encienda la luz
y contemple esa fortaleza construida en su ausencia,
en esa pausa en la que se dio cuenta que no existiría habitante mas perfecto.

miércoles, 3 de junio de 2009

ENCUENTROS

Esta es la batalla de
cien vidas, o tres bocas
el capitulo contiguo
de la risa o la angustia.
Nutriente de mi árbol
y huella desgastada
de la ausencia.

Pero de forma contraria
eres un susurro distraído
un grito mitificado
un laberinto de veinte
Glorias.
Perennes sinfonías
silban en medio del
abrazo; diccionarios enraizados
de silencios y vistazos.

Esta es la fragancia de
tu aliento y el tacto
de tus ojos.
Y la certeza de los labios
en la palma de mi mano.
Son los trasudores
del contacto, y la mirada anticipada
a la palabra.
Es la estela del beso y el fin de las contiendas.





NOWHERE MAN