Nuestras miradas se ocultaban
para evitar esos diálogos terribles
que sostenían sin palabras
Esa lejanía de ansia
y mis famélicos anhelos
y tu boca cornucopia
Despedacé tu cuerpo
en hojas en blanco
dejando sólo
un reguero de frases
Entonces robé tus ojos
para verme mejor
robé tu memoria
para recordarme mejor
robé tu tacto y tus labios
para amarme mejor.
Robé textos ya escritos
para escribirte mejor.
Y cuando desperté
tu mirada
todavía estaba allí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario