lunes, 14 de octubre de 2013

Los sobresaltos de medianoche

Cuando ella me encuentre
no tendré tiempo de cuestionarla,
ubicaré el miedo
debajo de una piel cansada
(si acaso hay suerte)
y la dejaré seguir su rumbo
sin tener ya la capacidad siquiera
para arrepentirme de aquellos silencios
que son los que más duelen
al volverse irremediables.

Y volveré a no ser
como no fui por millones de años
antes de ser concebido.
A no ser,
por los millones de años
que sigan después
de ese suspiro.
A no ser,
a cansarme de descansar
y no encontrar jamás descanso.

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