Entraron corriendo por debajo de la puerta, atravesaron sin que nadie las viera sala y comedor, no se preocuparon por la cocina y ni el estudio, subieron golpeteando cada uno de los peldaños de la escalera. Se detuvieron barriéndose por el gran pasillo que termina frente a mi habitación, respiraron profundamente, estuvieron taciturnas un leve momento y por fin se atrevieron a llamar, desde dentro no pude escuchar el llamado, pues la música a todo volumen me lo impidió. Entonces, desesperadas y enojadas por mi comportamiento, entraron violentamente a la habitación, y al tercer paso veloz saltaron a mis dedos que comenzaron a teclear en el computador.
2 comentarios:
La inspiración llega en contra de nuestra voluntad.
Me gustaría que una violencia como la del escrito llegara a donde ando. Me alegra el poder leer a alguien nuevo aquí, espero sigas subiendo más cosas.
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