Nos teníamos como los ojos tienen a las nubes,
como las horas tienen a los segundos
y como el aire tiene a las aves.
A veces como arena pegada al cuerpo,
o como olores en el recuerdo.
Ahora nos tenemos como la luz al reflejo,
como la voz a las palabras
o el bosque a los ciervos.
Nos tenemos como el niño al miedo
o la memoria al recuerdo.
Pero nos tendremos como la tierra al fuego,
como el caudal al río
o como el hielo al frío.
Nos tendremos como el beso al sentimiento
y el universo al vacío.
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