Somos parecidos
porque tenemos en el alma
una flama que incandece
en medio de turbias olas
porque las noches ansiosas
no reposan, ni regresan,
sin haber desatado el albedrío
somos parecidos
porque es casi lo mismo
una aurora y un reflejo,
o en nuestros ojos cerrados
las sombras o los colores
porque compartimos un recuerdo
y otro
y porque ensayamos el futuro
en trincheras clandestinas
somos parecidos porque las calles
nos narran la misma noche,
porque la noche
nos narra el silencio
y el silencio el destino.
Pero somos lo mismo
cuando nos quedamos sin palabras.
4 comentarios:
Es bueno ser parecidos, pero no iguales.
Al quedarse sin palabras, habla más de lo que pudieran decir...
Me gustó.
Gracias por tu comentario Cuquis, dice Choco que le comentes sus poemas.
me gusta :)
está padre. Me gusta el tono sencillo que tiene
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